Misal Asamblea Eucarística Abril 2014

Maggio 12, 2014

Su oblación por los sacerdotes y consagrados
La Sierva de Dios, María Amada, vivió un gran amor a los sacerdotes y a todas las personas consagradas, por quienes oraba y se ofrecía continuamente, como respuesta a la llamada que el Corazón de Jesús le hizo. Siendo novicia en la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento, el 11 de junio de 1915, estando en adoración, percibió y entendió que Jesús le dijo: “Ofrécete como víctima a mi Corazón por los Sacerdotes y las almas a Mí Consagradas”. Ella respondió al instante: “Con toda el alma y mi ser entero me entrego a vuestros quereres y voluntades, Jesús mío”. Este compromiso fue para ella una parte esencial de su vocación, por eso con frecuencia oraba en estos términos: “Señor, recibe estos dolores y cansancio por tus sacerdotes, almas religiosas y en especial las que me habéis confiado”. “Esta porción de sacerdotes que Vos tanto queréis, hacedlos almas según vuestro divino Corazón. Señor, tomad mi pobre sufrir y padecer unido al vuestro, por ellos. Señor, no permitas que sean del montón”.
Reflexión: La Sierva de Dios María Amada, nos invita con su ejemplo a orar y a ofrecer nuestra vida por la santificación de todos los bautizados en su vocación específica, pero de manera especial por los sacerdotes y los consagrados, ya que de ellos depende en gran medida el bien espiritual y la santidad de todo el Pueblo de Dios.

La Sierva de Dios María Amada, es fundadora de: Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y de Santa María de Guadalupe. Nació el 7 de Septiembre de 1895. Murió en el 4 de febrero de 1967. La causa de su canonización se abrió el 12 de septiembre de 2003, en la Arquidiócesis de México.
Oración
Padre misericordioso, que elegiste a tu hija María Amada, para que abrasada en el amor de Jesucristo tu Hijo y, llena de celo por la extensión del Reino de amor de su Corazón, se preocupara toda su vida por los que sufren, en especial por los más pobres y desamparados; te pedimos que por su intercesión nos concedas la gracia que con fe solicitamos… (se hace la petición). Te agradecemos todos los dones que le has concedido y aquellos que por su medio quieras concedernos. Escucha piadoso nuestras súplicas y haznos conocer tu voluntad, por Santa María de Guadalupe y los méritos de Cristo Nuestro Señor. Amén. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.