Llegó por fin, para mí, un mes de Mayo. Mi buena madre me llevó a ofrecer flores a la Santísima Virgen, aquella fue para mí todo un acontecimiento: el Padre, el altar, los adornos, las luces, toda una hermosura. Hubiera querido no terminara aquello nunca.

Llegó por fin, para mí, un mes de Mayo. Mi buena madre me llevó a ofrecer flores a la Santísima Virgen, aquella fue para mí todo un acontecimiento: el Padre, el altar, los adornos, las luces, toda una hermosura. Hubiera querido no terminara aquello nunca.