Diciembre 05, 2012
María Amada del Niño J
Jesús Sánchez Muñoz
“Alma de profunda paz”
La paz interior es un estado de equilibrio y armonía personal, que no pocas veces echamos de menos en nuestra vida, porque los problemas, el trabajo, los compromisos, la situación socioeconómica que vivimos, el ritmo acelerado al que nos vemos forzados a marchar, nos ponen más bien en un estado de estrés y de violencia. Necesitamos aprender a recuperar y mantener la paz interior en medio de las realidades cotidianas y aún en las extraordinarias que parecen rebasar nuestras fuerzas. Sólo así podemos favorecer el sano bienestar personal y social.
La Madre María Amada afirma con mucha frecuencia en sus escritos: “una paz profunda inunda mi alma”. Y no precisamente lo hacía cuando en todo le iba bien, sino aún en los momentos más difíciles de su vida; cuando sufría persecuciones, incomprensión, enfermedad y desolación espiritual. La experiencia de la Sierva de Dios, nos puede ayudar, si tratamos de vivir al menos los siguientes valores, entre otros muchos que fortalecieron en su alma la profunda paz:
1.Confianza y abandono total en manos de Dios; segura de Su infinito amor.
2.Docilidad a la voluntad de Dios; obedeciendo por amor lo que Él le pedía.
3.Vida de gracia y unión con Dios, mediante la oración y los sacramentos.
4.Actitud de sencillez y humildad, aceptando tanto sus cualidades como sus limitaciones.
5.Servicio generoso al prójimo, especialmente a los más necesitados.
6.Alegría, constancia y responsabilidad en el desempeño de sus deberes.
7.Perdón sincero a quienes la ofendían y oración por sus enemigos.
Reflexionemos también algunas de sus expresiones, nacidas de la vivencia de fe y unión con Dios:
“Por ventura ¿no es más satisfactorio, dar que recibir? Este ha sido el secreto enseñado por mi Amado Maestro para vivir en paz y alegría”.
“Mi paz sólo en Él, en su voluntad, en mi conciencia, en la paciencia está; esta paz ha sido tanto más profunda, cuanto más condenada soy”.
Oración
Padre misericordioso, que elegiste a tu hija María Amada, para que abrasada en el amor de Jesucristo, tu Hijo y, llena de celo por la extensión del Reino de Amor de su Corazón, se preocupara toda su vida por los que sufren, en especial por los más pobres y desamparados; te pedimos que por su intercesión, nos concedas la gracia que con fe solicitamos… (se hace la petición). Te agradecemos todos los dones que le has concedido y aquellos que por su medio quieras concedernos. Escucha piadoso nuestras súplicas y haznos conocer tu voluntad, por Santa María de Guadalupe y los méritos de Cristo Nuestro Señor. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
Si alguna persona desea más información sobre la Madre María Amada, o si recibe algún favor por su intercesión, puede comunicarlo a: Hna. María Felícitas Valle Sánchez. Ceylán 279, Col. Ampliación Cosmopolita. C. P. 02920. Azcapotzalco, D. F. Tel 0155 5355 2463; 0155 5556 7183; E-mail: causamadremariaama@hotmail.com.