
En el mes de Junio, luego de haber realizado con nuestras hermanas formandas, el recorrido histórico en Guadalajara, nos dimos a la tarea de hacer el que corresponde a la Ciudad de México, en Azcapotzalco, sitio a donde la Madre María Amada llegó, luego de ser desterrada de Guadalajara; estableciéndose así, de esta manera y en esta sitio, la Congregación desde el año de 1931.
Los lugares que visitamos por orden cronológico son:
Clínica 13 del seguro social, Jardín Hidalgo – en este sitio se encontró viviendo la primera Comunidad, en este predio daban clases y se desplazaban a otras casas de los niños a dar clases, ya que la persecución seguía intensa en la Ciudad y tenían que tener precauciones para no ser detenidas.
Av. Azcapotzalco No. 490 – en esta casa vivieron después de salir de la casa de Jardín Hidalgo, ahí fue donde el papá de la Madre María Amada llegó a ver cómo se encontraba su hija y al ver que no tenían los servicios básicos, como el baño, se dio a la tarea de construirles uno. Actualmente este edificio es un archivo muerto del IMSS.
Heraldo No. 18 – luego se trasladaron a esta calle a una casa particular en la que una de sus bienhechoras aparentaba tener una escuela de corte y confección, llamada Eureka, para ayudar a las Madres a esconder el convento; en esta Comunidad fueron delatadas por el papá de una de las jóvenes vocaciones y tuvieron que salir saltando la barda y dispersándose para no ser detenidas.
Belisario Domínguez No. 37 – en esta Casa pagaban renta y pasaron más años, de modo que de aquí empezó la Madre María Amada a fundar comunidades fuera de la Ciudad, además aquí dio inicio la fundación de la rama masculina, con el Padre Teodosio Martínez Ramos.
Casa Madre, Ceylán 279 – Hacia el año 1942 se empiezan a trasladar a esta nueva Casa que gracias a un generoso bienhechor, el señor Fortunato Carraro que dona el terreno para el seminario y el convento de la Obra, que hasta la fecha sigue en este lugar, no así el seminario.
Acompañar a nuestras hermanas formandas en esta caminata e identificar los lugares en los que nuestras primeras hermanas vivieron, es una experiencia que nos enriquece para valorar más nuestra historia fundacional.