Febbraio 27, 2014
La Madre María Amada, vivía el amor a los pobres en quienes reconocía al mismo Cristo; y se entregaba generosamente a ellos a través del servicio, para ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida, de manera integral, como ella lo expresaba al orar: ¡Qué feliz sería si pudiera remediar las necesidades de mis hermanos pobres del mundo entero! y más aún, si remediara sus miserias espirituales y los ganara a todos para Ti”.
No se quedaba en el sentimiento afectivo y en el deseo de ayudarles, sino que pasaba a la acción efectiva. Uno de tantos ejemplos, es la ardua labor evangelizadora y social que la llevó a cabo entre los otomíes del Valle del Mezquitán, en el Estado de Hidalgo. En una página de su diario deja entrever la entusiasta actividad que por ellos emprendió: “Me fui a Alfajayucan; mis hermanos me interesan sobre manera. Había que arreglar el asunto de sus alimentos. Algo se pudo arreglar; llegué hasta Huichapan; de regreso llegamos a Alfajayucan y pudimos dejar algo arreglado para las y los niños internos, el dispensario, etc., etc.” (DE, 21 de agosto de 1961).
Para tu reflexión: ¿Estás convencido de que Cristo está presente en la persona del pobre? ¿Tu amor a los pobres es solamente afectivo o es también efectivo? ¿Qué haces actualmente en favor de los pobres?
La Sierva de Dios María Amada, es fundadora de: Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y de Santa María de Guadalupe. Nació el 7 de Septiembre de 1895. Murió en el 4 de febrero de 1967. La causa de su canonización se abrió el 12 de septiembre de 2003, en la Arquidiócesis de México.